domingo, 16 de mayo de 2010

Suave canesú 6




Habíamos estado todo el día discutiendo por pavadas, ya ni me acuerdo cómo empezó todo. Creo que fue por la cuenta de teléfono, por quién sacaba la basura esa semana, por la tapa meada del inodoro o la leche podrida de la heladera. La cuestión es que pasamos otro domingo de mierda y ninguno de los dos se animaba a decir “estoy harto”. Por la noche, pedimos al chino nuestra dosis de chau fan con pollo y empanaditas al vapor. Él cenó mirando la tele, yo revisando mis mensajitos de texto. Uno de ellos era de Fabio, confieso que me excitó la impunidad con la que preguntaba: “¿Podemos vernos preciosa?”. Lo miré de reojo mordisqueándose las uñas aceitosas. Hay personas que pueden herir a los demás por el mero hecho de existir. Snob no era la excepción. Es tan difícil borrarlo de un plumazo, como pedirle que se haga el bolso. Cosa que no puedo hacer, está claro, porque el departamento no es mío y fue él quien puso la garantía. Cuando se me junta tanta bronca tengo que poner la mente en blanco antes de freírme el cerebro. Otra solución es salir. Y aunque ya eran cerca de las doce, hacía frío y era domingo, la invitación de Fabio me dio una excusa para rajarme. Tengo la manía de no atreverme a escapar por mi propia cuenta. Antes de irme, tenía que pasarle factura: “Me voy a tomar unos tragos con un amigo”. Siguió con la vista clavada en la pantalla y me soltó sin vueltas: “Por mí que te coja un avestruz”. Me sonreí por dentro: lo logré alterar. Fui al cuarto y me puse lo mejor que tengo: un jean hecho mierda pero con buen calce (de los seis que tengo es el único que me hace un culo como la gente) y una remera rayada blanca y negra que ya no da más pero que me queda pintada. Combiné todo con un par de zapatillas sucias y un saquito verde con los puños rotos. Me rocié de desodorante por arriba de la ropa, agarré las llaves, los chicles de sandía y salí pegando un portazo. Apenas llamé al ascensor me largué a llorar a moco tendido. Le mandé un mensaje al chongo de turno y cancelé: “tengo diarrea, nos vemos otro día”. Volví y Snob ya estaba frente a la computadora, jugando a los jueguitos de Facebook. Me doy cuenta que es perfectamente capaz de vivir sin mí. Y obviamente, eso me angustia mucho. De fondo, se escuchaba un tema de Rick Ashley, algo así como: “Together forever and never to part. Together forever we two… And don’t you know I would move heaven and earth....lalalalala”. Me lo quedé mirando un buen rato sin decir nada. Y se me partió el corazón. Debería escribir sobre todo esto que estoy sintiendo. O dibujarlo, si supiera! En cambio, miro películas bajadas de internet. Necesito una coartada. No puedo con la herida del lenguaje, así que lo abracé lo más fuerte que pude. “Me estás ahorcando”, me dijo. Yo no paraba de llorar, ahora sí, como una loca. De fondo, Bananarama: “Ooh, ooh, I heard a rumour
Yes I did, boy ooh, ooh…” Él se aprovechó de mí. No cabe duda de eso. No sé bien cómo terminamos en la cama, transpirados como después de una maratón. Fumábamos un cigarrillo y por su torpeza habitual, se cayó la colilla en el acolchado de plumas y se hizo un agujero enorme. Siempre la tiene que arruinar en los mejores momentos. Todavía estaba pagando la tercera cuota de Arredo, me dio bronca e impotencia, me largué nuevamente a llorar. “Vos estás depresiva”, me dijo. ¡Cómo si eso me sirviera para algo! Me di cuenta que me despreciaba o buscaba una manera deliberada (y por lo tanto, execrable) de que yo lo dejara. Como tantas otras veces, no se iba a salir con la suya. Si él no tiene los huevos para hacerlo, que se la banque. En nuestro triste baño de dos por dos, nos duchamos juntos, nos hicimos mimos y buscamos la reconciliación. Al día siguiente, me llevó el mate a la cama y preparó tostadas con miel. Todo encajaba. De fondo, “Dance, dance, dance, dance, dance, to the radio lalalalala…”. En la cocina, me dijo algo así como que teníamos que “revisar nuestra situación” porque “ya me siento tu novio”. Me hice la boluda, por supuesto. ¿Desde cuándo firmamos un contrato de exclusividad? Terminamos resolviendo no acostarnos por un tiempo, no vaya a ser que la gente empiece a pensar que andamos juntos. Por la tarde, fui a la casa de Malena. Le usé el jacuzzi. Y la envidié bastante. Me regaló un vestidito palermitano que le quedaba chico, obviamente, si está hecha una vaca. Comimos pastaflora de batata y tomamos varias tazas de café con edulcorante. El novio le mete los cuernos con dios y mariasantísima. Y la pobre no se anima a hacerle lo mismo o pegarle una patada en el culo. No se da cuenta que la infidelidad da infinitas posibilidades de libertad individual. ¡Es tan mojigata! Por eso es bulímica, todo fofa y celulítica. No me compadezco frente a su desgracia, es más, con el jacuzzi que tiene y la casa de 200 metros que heredó de su padre, hasta se lo tiene merecido. Me fui pensando que soy una mala persona y me largué a llorar por la calle, de fondo: “I don't believe in luck no I don't believe in circumstance no more accidents never happen in a perfect world… lalalalala”. Llegué a casa totalmente descolocada y me puse a escribir, nunca voy a publicar nada, porque con catorce lectores me alcanza. Él estaba en el baño así que abrí la puerta y me lo quedé mirando. Por alguna razón, últimamente, me excita verlo mear. Volvimos a cojer, aunque esta vez, sin demasiadas ganas. Lo que estuvo bueno es chupársela, me gusta hacerlo después de ver que hace pis. A veces le pido que se la lave antes, pero todo depende de la urgencia que tengamos. Nos quedamos leyendo en la cama un par de horas. Yo retomé ese libro interminable. Le pregunté si Thomas Mann era con H, me respondió que sí y agregó: “también con doble N”. Me molestó que me tratara como una tilinga y lo mandé a la mierda. Después de ese episodio, no nos volvimos a hablar por dos días seguidos.

8 comentarios:

  1. Laura, Ya no leo ni comento por cortesía y me estás perturbando. Por qué se viste toda roñosa y fea para salir con un pibe? Por qué todavía la calienta snob?

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  2. ¿Se viste así porque "roñosa" no es "snob"?

    Es mi teoría, pero el hecho de no entender muy bien los ires y venires del snobismo la hace un poco endeble.

    Me copa, me copa.

    Aunque hay que admitir que es algo perturbador.

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  3. Vestirse roñoso *es* snob, gente, me extraña (claro que depende del contexto, como todo).
    Y yo probé los chicles esos de sandía el sábado! Qué bueno no estar tan "aut".

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  4. como va laura! voy a tener que leer los anteriores a ver de donde viene esta relacion tan complicada, dale, nos vemos el jueves en el palacio de glace !!

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  5. Lau: me hiciste sentir dentro, ahí. Como escuchar pelearse a una pareja en el colectivo.
    Me encanta ese lado ácido y un poco tierno a la vez.

    Y te soy sincero, soy de esas personas que terminan de leer algo "complicado" y decir; faa que loco lo que le pasó al león! y que me respondan; ... no era un león, era un mono del faraón. Pero esto me gusto mucho!

    Que sigan ! que sigan !!!!
    1000 Suaves Canesú !!!

    Un beso
    Guille

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  6. La tapa del disco del muñeco de torta me disparo recuerdos reprimidos de los asaltos que haciamos con los compañeros de 6to y 7mo gradoooo!!!! Diooox
    Me encanto que la idea de la armonia sea con un sountrack de Joy Division.
    Ahora pregunta, pastafrola o pastaflora? yo la conocia como pastafrola. igual unos años despues de 7mo grado conoci la pastaFrula y otro tipos de asaltos. pero como decian en las pelis de Conan, esa es otra historia...
    Saludos!

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  7. Ale: me gusta perturbarte...jajaja...Besos!

    Rubén: La ropa está roñosa, pero ella no. Y sí, la señorita no es tan Snob como aparenta. :)

    Luciano: Vos sos re IN. Abrazooooooo!

    Salva, qué lindo que pases!. Dale, nos vemos el jueves y pongase al día con el novelon...

    Guille: Basta!. Vos siempre me haces sonrojar....:))))) Besos

    A-pro: jajaja...tenes que razón...nunca pude escribir bien esa palabreja!. :(
    Y qué bueno que detectaste lo de Division, escribí a los pedos ese post y no sé si se entendió bien. Salú

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  8. ehhh...no somos catorce y de última somos catorce muy especiales...

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Se dice de mi...