lunes, 21 de diciembre de 2009

Ding Dong Dang

Balancete rapidón....

Cada vez voy abandonando más la navidad. Hace tiempo ya que no compro pan dulce ni avellanas, ni ninguna de esas pelotudeces calóricas y caras que venden en los supermercados a fin de año. ¿Por qué a Sr. Coto no se le ocurre venderme el turrón y la garrapiña en julio? Pero bueno, la gente sigue las reglas del juego y come lo que no debe a fin de año y esto ya lo dijo todo el mundo. Y es aburrido repetirlo, lo mismo que la cantidad de noticieros que te ofrecen "tics" para bajar de peso después de morfarte un terrible lechón, que te aconsejan ponerte un poco en pedo pero no tanto (y entonces invitan a médicos pagos que exponen sobre las calorías del champagne, la cerveza y el tinto....) y el siempre ponderado consejo "no maneje después de tomar", "brinde sin volcar" (je) y la mar en coche (je).

Y no faltan los programejos maitenosos de chicas flacas y con mucha biju que te recomiendan con una sonrisa (obviamente, hipócrita) cómo hacer para "comer de todo" sin perder la línea. Y luego la sarta de horas que llena la televisión con los consejos útiles para "bajar los kilos de las fiestas y ponerte la malla en Mar del Plata". Todo de un patetismo tan obvio, que hasta es innecesario repetir, lo sé, que ya no puede causar risa más que al público de Pinti. En fin. El tema es el espíritu navideño. Este año armé el arbolito hace tres días (el año pasado ni siquiera lo hice) después de recibir varias críticas del tipo "hay una niña en tu casa...", "dónde tenes el espíritu navideño", "·sos una amarga.." o peor "¡¡creciste!!""" Ahí me tocaron un punto débil, así que salí corriendo y compré en el chino un árbol nevado de oferta (claro, lo adquirí fuera de fecha...) muy copado y lo llené de bolas de colores. Creo que es el árbol más lindo "que hice" en mis 36 años de vida. Aunque el consuelo es de tonta, si tenemos en cuenta que es casi imposible que un árbol de navidad te salga mal, salvo que le cuelgues salamines....(hummmmm.....me gustó, para el 2011!).

En fin, decía, con árbol y todo, no logro todavía embuirme del famoso espíritu. Y eso que compré regalos, caminé entre la gente navideña y respiré su energía para ver si me contagiaban sus gérmenes festivos. Nada. Sigo igual. Todo bien, pero no dan ganas de abrazar al vecino, decir algo lindo a los queridos o ver un documental del calentamiento global y ponerme a llorar. Todo es tan raro....quizás sea porque todo el año sea sensible, o todo lo contrario, porque soy una insensible de mierda. Por lo que sea, me incómoda andar paseándome por la vida con tanto nihilismo encima. Porque después de todo, el 24 estoy con los seres que más amo. Y me gusta abrazarlos y recibir regalos, y que Abril que ya no cree en Papa Noel hace años, nos siga pidiendo que le entreguemos el suyo a las 12. Y claro, la parte que compartís con tu pareja, siempre está buenísima. Porque todo se reafirma y se arman los proyectos del año que comienza. Todo esto, si no es espíritu navideño...no sé qué miércoles es. Después, si no compro boludeces navideñas, si no tomo champagne porque me hace doler la cabeza, si mi primer árbol lo hice con barbies colgadas, si muchas veces me acordé el 23 de invitar a la gente a casa, si a las 11 todavía me estoy bañando..y bue, no pasa nada. Para qué pasar una navidad con reglas?

Y el típico balance. la parte que puedo hacer pública, obviamente. Fue un año de montaña rusa. Arranqué defendiendo la tesis de doctorado, después de cinco años de trabajo y eso me comió bastante el coco. Estaba muy loca la primera parte del año, bastante desorientada con el rumbo a seguir, muy cansada por tantos años de trabajo, decepcionada, feliz. Trabajé tanto que había días en los que iba de la computadora a la cama en cuclillas!. No jodo!!!. Me metí en demasiadas cosas, no supe decir que no y me la pasé corriendo. Cuando terminé, además de ir al médico, volver al gimnasio, empezar terapia y volverme a bañar (no mentira...pero casi!!!) sabía que tenía que tomar una decisión. En primer lugar, nunca poner el trabajo delante de mi vida, nunca más. Y por otro lado, qué hacer con la investigación: si seguir especializándome en la historieta como medio o estudiar, no sé, el cine o la televisión. Tenía que presentar el proyecto postdoctoral al Conicet y arranqué con Copi. Me copé con Copi (jua) y seguí en el medio. Y ahora, para Carrera, presenté otro proyecto relacionado con el tema. Con lo cual, la historieta me tiene atrapada para siempre. Como guionista, soy como esas amantes furtivas que se alejan un tiempo y vuelven, pero siempre saben que no hay ninguna legalidad ni chance en esos amoríos. No es triste decirlo así, a esta altura sé que voy a escribir guiones de vez en cuando, que publicaré algunos libros, quizás, y en editoriales menores, pero nada serio. Si fuera menos vaga me autoeditaría, pero eso genera trabajo y no tengo las agallas ni la fuerza de quienes lo hacen. Y hay que decirlo también, no soy una pendeja. A mi edad, una ya empieza tomar decisiones importantes. Es medio verso todo eso de "siempre podes arrancar de cero"...(hoy escuché a Lerner en el 92, el clásico "volver a empezar" y por eso me acuerdo) sí, bueno, todo muy lindo, es verdad. Pero lo central es que si vas tirando todo al carajo todo el tiempo y haciendo una nueva vida cada año, lo más probable es que seas un frustrado o un genio. Y yo no soy ninguna de las dos cosas. No me gusta la monotonía ni la rutina pero sí cierta estabilidad y orden interno. Y hablo de los últimos años, los que me conocen, saben que pasé por varios terremotos. En fin. Llegada esta etapa, lo que viene parece estar buenísimo. Una familia que amo, muchos proyectos en danza y ciertos reconocimientos que vienen, no como premios geriátricos, sino cuando tienen que venir, y entonces, los podes disfrutar a pleno. Qué espero para el 2010? Enterrar lo que no me gustó del 2009 y dejar florecer todo lo bueno. Que es mucho, por suerte. Un beso enorme a todos y que el calentamiento global no nos ahogue!!!!!